Curación de síndrome de Fatiga Crónica (Encéfaolmielitis Miálgica)
M.Koekkoek, Prinsenland (Países Bajos)
Antes de enfermarme yo era una persona muy activa, siempre con la agenda muy copada. El trabajo intenso me gustaba, era feliz y podía realizarme. En marzo de 1994 mi médico diagnosticó Fiebre glandular . Me sentía agotada aunque dormía mucho y no por eso descansaba. Tuve que dejar mi trabajo de profesora a tiempo completo y dos meses después me incapacitaron para ello.
En los días buenos, me levantaba alrededor de las 11 horas y miraba tele. Ya no podía trabajar mis aficiones, como la manualidades y la lectura. Sobre las 13 horas generalmente me acostaba hasta la hora de la cena y luego a dormir nuevamente. Caminar ya no era posible, pues me sentía agotada a los 50 metros. Sentía debilidad en las piernas. No podía soportar estar de pié por mucho tiempo, y a veces me parecía que me hundía, que no tenía piernas. Tenía dolor de cuello, no podía sostener mi cabeza. Me dolían los ojos sintiendo una presión de las cuencas . Durante la lectura, no podía fijar la vista. En las conversaciones tenía problemas para encontrar las palabras. A veces me daba fiebre alta con sudoración y vómitos. El presupuesto y las compras las hacía mi marido, mis padres y una ayuda doméstica. Mi vida social llegó a cero. Incluso las conversaciones telefónicas me agotaban.
Desde noviembre 1994 me esforcé para trabajar una hora, dos dias a la semana. Entretanto un médico internista diagnosticó Síndrome de fátiga crónica. Dijo que era incurable y que debería vivir con ello. Consideró que se trataba de una intensa forma de EM y aconsejó buscar ayuda en la medicina alternativa. Yo lo acepté y seguí batallando, subí en forma escalonada las horas en de trabajo a tres mañanas por semana, hasta octubre de1995. Volvía a casa totalmente agotada. Luego de una fuerte recaída permanecí en casa hasta marzo el 1997. Me volvieron con toda intensidad todos los síntomas anteriores. En ese tiempo busqué un médico de bioresonancia y un terapeuta en energía. No me pudieron sanar, pero yo aprendí a usar la energía del pensamiento positivo. Esto mejoró mi estado ligeramente, y en marzo de 1997, fuí capaz de volver trabajar con pasos muy pequeños, pero todavía necesité un día de descanso entre mis días hábiles, de lo contrario los síntomas regresaban de nuevo con toda la violencia.
Tenía la idea fija de que si seguía trabajndo derrotaba la enfermedad. Así seguí luchando y tuve una nueva recaída en noviembre del 2007, que terminó con mis buenas intenciones. No pude seguir trabajando. Ahora sólo me levantaba de la cama para el desayuno. Mi marido se hizo cargo de los dos niños y todo lo demás.
En enero de 2008, me contactó la madre de un amigo de la escuela. Ella me conversó por teléfono de la enseñanza de Bruno Gröning. Yo sabía que estaba demasiado débil a pesar de mi voluntad, para vencer la enfermedad. Así que confié en las promesas de Dios y Bruno Gröning. Me separé mentalmente de la enfermedad. A partir de ese momento me sentí mejor y mejor. En abril, visité mi primera hora de la comunidad*. Luego fue muy rápido. A través de la toma diaria de la Heilstrom*, cambiaron los eternos altibajos de mi salud, en la medida en que las subidas duraban más tiempo, las profundidades eran menos profundas. En julio de 2008 pude trabajar nuevamente 2 días y medio a la semana, y en septiembre todos los dias. Desaparecieron las restricciones. Desde ese momento, estoy sana, ya no me agoto y despierto descansada por la mañana. De nuevo hago las compras, preparo la comida, cuido de los niños, puedo hacer manualidades y volver a leer. Se fueron los dolores, y me puedo concentrar nuevamente. Hago vida social, ando en bicicleta y disfruto de la vida. Me siento mejor de lo que me he sentido nunca. Estoy muy agradecida de Dios y Bruno Gröning por la curación.