Sanación de migrañas, dolor crónico de espalda después de dos hernias de disco (ciática), dolor crónico de hombros (periartritis humeroscapularis), síndrome del túnel carpiano en la mano derecha y fibromialgia
Lilian Johannson (65), Rimini (Italia)
Sería una larga historia, si tuviera que contar en detalle la evolución de todas las enfermedades que he padecido, algunas de ellas, desde hacía décadas, hasta que finalmente, me liberé de una forma maravillosa gracias a la toma de la Heilstrom.
Migrañas
Padecí de tormentosos dolores de migrañas desde principios de los años 80. Los tenía dos o tres veces al mes. Los dolores de cabeza, junto con las nauseas, eran superiores a mí. No podía soportar ningún tipo de luz. Mis compañeros de trabajo me solían llevar a casa, en donde a veces, tenía que permanecer en la cama durante dos, tres o incluso cuatro días; en completa oscuridad y silencio. Tomaba varios tipos de medicamentos como el Sinflex y Magnecy, que me aliviaban el dolor por momentos, pero sin eliminarlo completamente, incluso llegaba a tomar cuatro o cinco pastillas a lo largo del día.
Ciática
Pero esto no era todo. Diez años después, empecé a tener cada vez más dolores en la pierna derecha. Los tratamientos con calor no me ayudaron, sino todo lo contrario, hicieron que el dolor fuera a más. Fue entonces, cuando mi pie se volvió insensible y sólo podía caminar cojeando. Mi doctor me diagnosticó una hernia de disco. Me operaron, pero al poco de la operación, el dolor volvió. Probé de todo: distintos tipos de medicamentos, electroterapia, gimnasia, tratamientos de laser, acupuntura y masajes. Pero incluso así, ni siquiera podía estar sentada o inclinarme y me llevaba mucho esfuerzo el simple hecho de levantarme de la cama. Tuve una segunda operación en 1996, que ayudó un poco, pero aún así, el dolor persistía. Y para colmo, después de la última operación, mi espalda se quedo rígida.
Dolor crónico de hombros
En 1991, también empecé a tener dolor en las cervicales de la zona del cuello y un intenso dolor de hombros. Primero en la parte izquierda, después también en la derecha. Los doctores hablaban de una inflamación en ambos hombros (periartritis) Las pastillas no me ayudaban y pasaba noches enteras sin poder dormir. Las inyecciones me traían algo de alivio, pero el hecho de estar en estas condiciones, hacía que no pudiera relajarme.
Síndrome del túnel carpiano
Todo esto no era lo único. Pronto, también empecé a tener dolor en la mano derecha, junto con el adormecimiento de la misma, especialmente durante la noche. Así fue, como desapareció mi sentido del tacto. Debido a esto, no podía sostener cosas, ni siquiera mi taza de café de por las mañanas. Durante el transcurso del día, recuperaba ligeramente el sentido del tacto, pero a la noche siguiente, el dolor persistente volvía a aparecer. Ya no podía trabajar con la mano derecha y un trabajo como el de coser, ni siquiera me era posible. Una electromiografía reveló el estrechamiento de un nervio en la muñeca. Mi neurólogo me diagnosticó el síndrome del túnel carpiano.
Fibromialgia
Al final, no puedo decir exactamente cuando, empecé a tener dolor en los músculos y tejidos blandos, que afectaba a distintas partes de mi cuerpo. Por ejemplo, en los muslos sentía como si una cerilla encendida se moviera por debajo de mi piel. El diagnóstico fue fibromialgia.
Tenía el animo por los pies y no veía salida alguna. Después de apenas dormir durante algunos años, estaba cansada y completamente exhausta. Visité a innumerables especialistas en distintas ciudades. También busqué ayuda en sanadores, quiroprácticos y quinesiólogos. A veces, tenía un alivio temporal y otras veces no. Estaba tan desanimada, que dejé de seguir las instrucciones de los médicos al pie de la letra. Empecé a aceptar el dolor y a creer, que simplemente tenía que vivir con esto, sin esperanza alguna de una vida sin sufrimiento. Tenía muchísimo miedo.
Contacto con la enseñanza de Bruno Gröning
Fue en el año 1999, en una conferencia internacional en Bellaria, cuando escuché acerca de los informes de sanación espiritual a través de la enseñanza de Bruno Gröning. Aún así, tenía tantas dudas, que no fui al círculo de amigos hasta el año 2002.
Fue entonces, cuando empecé a tomar la Heilstrom regularmente y asistir a las horas de comunidad. Pronto, me empecé a dar cuenta, de que mi constante duda, a pesar del dolor, me había cerrado todas las puertas de una posible sanación. El hecho de ir a las horas de comunidad y recibir regularmente la Heilstrom, me hizo ser consciente, de que tenía que creer en mi sanación y de que no debía exigirla. Mentalmente, le entregué todos mis problemas a Bruno Gröning. Después de esto, las cosas empezaron a mejorar.
Hay que creer en ello
Meses después, en abril de 2002, todo el dolor en mi columna vertebral desapareció. Ahora, vivo en una colina con nieve todo el invierno y puedo, es como un milagro, mover la nieve con una pala, como hacía cuando vivía en Suecia. Todo el dolor se fue y no ha vuelto.
El dolor agudo en los hombros fue disminuyendo paulatinamente y en el verano de 2002, desapareció por completo. Ahora, siento que mis hombros están sanos y puedo mover los brazos libremente. Me puedo vestir y peinar de nuevo yo sola. Por fin, puedo disfrutar del placer de dormir en paz durante toda la noche.
Mi mano derecha también se recuperó y está normal desde 2002. Después de todo, no tuve que operarme del síndrome del túnel carpiano. Así que ya no es un problema sostener con mi mano una taza de café o cualquier otro objeto y puedo volver a coser sin problema. Además, puedo volver a jugar feliz y contenta con mi querida nieta pequeña y sostenerla entre mis brazos, algo, que nunca antes había podido hacer, incluso cuando era una recién nacida.
A lo largo del 2003, no sé exactamente decir cuando, también desaparecieron las migrañas, así como los otros síntomas que tenía como vomitar y la sensibilidad a la luz. El tormentoso dolor en los músculos y tejidos blandos, también se fue completamente en el 2003.
Toda aquella desesperación que tuve durante tanto tiempo, ahora, sólo pertenece a un mal recuerdo del pasado. Me siento fuerte y ya no tengo miedo al futuro. Estoy contenta y agradecida a Dios, por permitirme tener la oportunidad de conocer la enseñanza de Bruno Gröning y también le estoy muy agradecida a él, por todas las sanaciones que he recibido.
Comentario médico:
Hay un gran número de enfermedades aquí descritas: décadas de dolor crónico en la espalda, dos hernias de disco en la zona lumbar, que sólo trajeron alguna mejoría después de dos operaciones, una inflamación crónica en ambos hombros, síndrome del túnel carpiano según un neurólogo, dolores agudos de migrañas y finalmente, fibromialgia.
Desde el punto de vista médico, la sanación ya no era posible. Desde mi opinión médica, la liberación de todos estos padecimientos después de la toma consciente de la Heilstrom, es impresionante y muy convincente.