Sanación de insuficiencia venosa (varices)
Jean Vanthournout (79), Lille (Francia)
Con tan sólo 12 años, empecé a padecer de dolor en las piernas. Sobre todo, me pasaba cuando tenía que estar de pie durante un buen rato. Con los años, todo esto fue a peor, hasta que al final las piernas se me hinchaban, tanto si estaba de pie, como si estaba sentado.
Con 45 años, después de varias horas trabajando en la oficina, también se me empezaron a hinchar los tobillos. Las piernas me dolían y me tenía que levantar y caminar para encontrar algo de alivio. El diagnóstico médico fue: insuficiencia venosa (varices). Empecé a usar medias de soporte para varices, que siempre me ayudaban. Me las ponía cada mañana según me levantaba. El doctor me recomendó tener las piernas en alto todo el tiempo que me fuera posible, así como evitar estar de pie durante largos periodos de tiempo. También me recetó medicamentos para mejorar las circulación sanguínea de mis piernas.
No había ninguna ayuda contra el dolor
En 1993, tuve una operación, en la que me sacaron una vena de la pierna derecha. Sin embargo, ni la operación, ni las medias o la medicación que tomaba, eran capaces de quitarme el dolor. Con el transcurso de los años, las cosas fueron a peor. Por ejemplo, cuando tenía que estar de pie en el tren, tan sólo era capaz de aguantar la posición durante 15 minutos, hasta que la presión y el dolor eran tan fuertes, que tenía que sentarme. Pero incluso sentado, no era capaz de aguantar después de un rato. Por ejemplo, cuando conducía durante unas horas, empezaba a tener calambres en las piernas, hasta que los gemelos se ponían tan rígidos, que tenía que parar. Todo esto, se volvía a peor con la llegada del calor del verano. Al final, el dolor siempre estaba allí, aumentaba cuando estaba de pie o sentado durante un tiempo y disminuía cuando ponía las piernas en alto. Incluso andar, empezó a resultar difícil, ya que después de 50 metros, no era capaz de continuar a causa del dolor. Cualquier tipo de deporte o simplemente montar en bici era algo impensable. Además, al subir las escaleras tenía que parar varias veces. Debido a todas estas dolencias, me prejubilé a los 57 años de edad. Me había resignado a vivir con el dolor en las piernas.
Llegó la sanación
En febrero del 2003, leí en una revista acerca de Bruno Gröning y sus enseñanzas. Las palabras “sanación espiritual” y “no hay nada que sea incurable” llamaron mi atención, así que asistí a un congreso médico de información en abril. Fue a partir de entonces, cuando empecé a tomar la Heilstrom. Al principio, nada cambió. En octubre, empecé a ir regularmente a las horas de comunidad del circulo de amigos. En julio de 2004, ocurrió lo que había estado esperando durante tanto tiempo: todo el dolor desapareció.
Por primera vez en mi vida, fui capaz de asistir a la semana de caminatas en Austria. Allí, estuve caminando durante horas sin ningún tipo de problema. ¡Incluso, era capaz de parar y permanecer de pie para disfrutar de las maravillosas vistas sin dolor alguno! ¡Era mediados de un verano muy caluroso y todavía no había tenido ningún tipo de molestia! Cuando antes, sólo era capaz de parar cuando usaba medias para varices y tomaba medicación. ¿Pueden entender, lo que todo esto significa para mí, a mi edad, estar libre, después de tantos años de padecimiento?
Comentario médico:
Durante casi 65 años, el señor Vanthournout padeció de insuficiencia venosa, con dolor en las piernas cuando estaba de pie, así como de un edema en los tobillos, que fue empeorando con el transcurso de los años. La sanación de su insuficiencia venosa ocurrió después de hacer Einstellen, según la enseñanza de Bruno Gröning. Esta sanación, es totalmente inusual e inexplicable, habiendo sido de esperar el empeoramiento de la misma, especialmente en el estado tan avanzado que se encontraba, según el informe aquí descrito.
E.G., MD, Francia