Curación de daños en los pies

Sr. J.B. (51) Bielefeld (Alemania)

En el año 1968, yo empecé a padecer de formaciones callosas debajo del dedo gordo de ambos pies. Estas callosidades eran muy dolorosas. Con el pasar de los años, el espesor fué aumentando, hasta alcanzar unos 3 cm de espesor. Más de un dermatólogo díagnosticó verrugas enclavadas y callosidades. Todos ellos declinaron un tratamiento. La situación fué empeorando constantemente. En el año 1980, fuí a una Clínica donde me hicieron un tratamiento a base de sondas eléctricas, pero sin resultado positivo alguno. Por el contrario, yo experimenté un empeoramiento de mi situación. Las plantas de los pies se inflamaron, sangraban y me dolían más que antes. Por dos veces yo me hice operar esa masa. Poco tiempo después de la operación, esa excrecencia volvía a crecer. Por parte de la ciencia médica, yo no pude obtener ningún tipo de ayuda duradera. Cada 7 - 10 días, yo me cepillaba dichas excrecencias con un cepillo de carpintero. A causa de los dolores, me era imposible poder caminar distancias largas.

Dos meses después de mi introducción a las enseñanzas de Bruno Gröning, en el mes de septiembre de 1992, yo me di cuenta de que se había formado una callosidad menor y de que los dolores iban disminuyendo. A partir de fines de 1993, yo no he tenido ningún crecimiento de la callosidad. A partir de dicha fecha, yo puedo caminar por horas y horas, sin sufrir dolores ni sufrimiento alguno.