¿Revolucion en la Medicina?
La revista Revue, 14 de Agosto 1949: aclaración de una pregunta determinante
Segun afirman miles de personas, fueron curados por el "doctor milagroso" de Herford. Así llaman a Bruno Gröning quien curó en mayo y junio de 1949 a miles de enfermos que no tenían esperanza. Debido a la intolerancia de los médicos y de las autoridades en el norte de Alemania se le impidió continuar con sus actividades. A partir del 3 de mayo de 1949 se le prohibió a Gröning continuar su actividad curadora. Desde el 29 de junio, Gröning se retiró de la vida pública. Pero ni Bruno Gröning ha desaparecido, ni ha quedado sin explicación la pregunta sobre su extraordinaria virtud curativa, ya que la revista "Revue" le ha abierto el camino a Gröning hacia una gran clínica médica donde él podía demostrar ante médicos críticos, pero a la vez sin prejuicios, su virtud sanadora. Con ello, la revista "Revue" le ha dado a Gröning la posibilidad de demostrar ante científicos modernos lo siguiente: "Yo curo lo incurable. La "Revue" comienza hoy a publicar los resultados de 150 experimentos incuestionables. Lean en la "Revue" lo que observaron nuestros corresponsales Sr. Bongartz y Sr. Laux bajo la dirección científica del psicólogo y médico profesor Dr. Fischer."
EL PLAN DE LA ‘REVUE’
Hoy comienza a publicar la "Revue" sobre un tema que se sale ampliamente de lo puramente periodístico. El tema central es un hombre sencillo, Bruno Gröning, quien en pocos meses se hizo famoso en Herford y otras ciudades por haber curado o mejorado de manera asombrosa y misteriosa los padecimientos de miles de enfermos considerados hasta el momento incurables. Ningún político, ningún economista, ningún artista ha conmovido a las personas en los años después de la guerra, como lo ha hecho Bruno Gröning. Las noticias llegaron también a otros países como Inglaterra y América donde también se publican en la prensa sensacionalista reportajes que oscilan entre la exaltación, el escepticismo y el arrogante rechazo. El desprecio sarcástico se alimentaba de sensaciones, rumores incontrolados y habladurías contradictorias. Este carecía casi por completo de la seriedad necesaria, de la responsabilidad, de la desaprensión y del conocimiento necesario para entender lo que significa el problema de sacar el asunto de Bruno Gröning del estrecho campo médico especializado, al conocimiento público.
Los colaboradores de la Revue, que son especializados en medicina, se habían ocupado en otro contexto desde hacía ya mucho tiempo con la cuestión de que la mayoría de las enfermedades se originan en el alma y con el estudio del desarrollo de las respectivas investigaciones en el mundo fuera de Alemania que frecuentemente ha quedado desapercibido en el país. En el caso de Gröning no solo se trataba de la persona del doctor milagroso, sino de la pregunta significativa sobre lo psíquico, es decir, sobre las causas anímicas de las enfermedades, con el fin de considerar estas causas en el tratamiento psicoterapéutico de los pacientes. Gröning podía ser un fenómeno en el área del tratamiento anímico de las enfermedades. Por esto, cuando la campaña alrededor de Gröning en el norte de Alemania tomaba formas caóticas ya que reunía algunos días hasta seis mil personas, la Revue tomó una determinación inusual para ser una revista.
El contraste entre los innumerables partidarios y los pocos pero influyentes adversarios de Gröning había crecido hasta niveles insoportables. Una comisión médica y las autoridades en Herford le sentenciaron al Sr. Gröning con la prohibición para curar. Sin embargo, en Herford, Hamburgo y otras muchas ciudades, miles de enfermos continuaban esperando la ayuda del hombre milagroso. Las instancias administrativas se vieron finalmente ante un gran desconcierto con respecto al fenómeno Gröning, de manera que para este fenómeno debía temerse un final desafortunado. ¿Quedaría el Sr. Gröning aniquilado entre el poder de los opositores y el poder de los creyentes? ¿Se hundiría esa persona sencilla que no sabía qué hacer, pero que tenía esa auténtica conciencia de su emisión y una sincera solidaridad, en las manos de "promotores" quienes se habían acercado a él, queriéndose aprovechar de su virtud curativa y mostrando los puntos flacos? ¿O estaría dispuesto algún instituto médico o científico en Alemania a darle la oportunidad de probar clínicamente sus habilidades a Bruno Gröning? Eso sería algo, lo que hoy cada clínica grande en Estados Unidos estaría dispuesta a hacer sin más, por el puro interés investigador. Después de infructuosos debates a finales de junio se temía que Gröning quedaría agotado. La pregunta si le será reconocido una capacidad de influencia milagrosa y curativa o si por el contrario se le tenía que certificar que sus supuestas habilidades eran un error, charlatanería, quedó sin respuesta para millones de personas que sufren.
Para entonces, la Revue decidió enviar al norte de Alemania a un grupo especializado de corresponsales, compuesto por los señores Helmut Laux, Heinz Bongartz y un científico, el psicólogo y médico de Marburg Prof. Dr. H.G. Fischer. El grupo tenía que buscar al Sr. Gröning, cuyas huellas ya habían comenzado a borrarse. Estos señores debían convencerse mediante investigaciones exactas de los buenos o malos resultados obtenidos en una gran cantidad de casos tratados por Gröning. En caso de un resultado positivo de esta investigación previa, el grupo de la Revue debía hacerse por sí mismo una idea de las circunstancias alrededor de Gröning y de Gröning mismo como persona. De acuerdo con los resultados de estas indagaciones. el grupo tenía la misión y los medios para separar a Gröning de las influencias desfavorables de su entorno y debía abrirle un camino ante los sofocantes líos entre creyentes, médicos e instancias burocráticas. Contando con su conformidad, Gröning debía ser trasladado a un lugar desconocido. Simultáneamente, el grupo de la Revue debía adelantar los preparativos para que, una vez las investigaciones previas dieran resultados positivos, conseguir una clínica universitaria alemana pionera para trabajar en equipo. Esta debía darle al Sr. Gröning la posibilidad de poner en evidencia sus facultades que deben ser comprobadas ante un gremio de científicos. En caso de obtener buenos resultados, se le debería abrir el camino para que continuara actuando. En caso de resultados negativos, debería elaborarse y publicar un informe dando a conocer los resultados negativos. Este era el plan de la Revue
Estos estudios se iniciaron el 28 de junio de 1949 e implicaron dificultades, aventura y asombro. Pero el plan se realizó (por el bien de la causa), sin que el público haya tenido noticias de ello. De cara al público había desapareció el Sr. Gröning en Hamburgo el 29 de junio de 1949 a las 23:45 horas. Hoy, la Revue comienza a informar a través de los corresponsales y de los médicos directivos sobre la prehistoria e historia del más grande y más sorprendente experimento médico, el cual fue posible gracias a la ayuda de una revista.
Bruno Gröning: El fenómeno de un médico del alma
por Helmut Laux y Heinz Bongartz bajo la dirección científica del psicólogo profesor Fischer
Tras las huellas de Bruno Gröning
El punto de vista de los médicos
El 29 de junio, exactamente el mismo día en que el Sr. Gröning desapareció de repente en Hamburgo sin dejar rastro, salimos de Frankfurt. Como periodistas naturalmente teníamos curiosidad, el profesor Fischer era más retraído aunque él tampoco podía disimular por completo su curiosidad. Pero él estaba decidido a aproximarse al caso Gröning sistemáticamente para formarse paso a paso una idea concienzuda. Nuestro trabajo en equipo con el Profesor Fischer fue excelente desde el primer día. Él había realizado los estudios convencionales de medicina. Como médico, él estaba en condiciones de observar el empeoramiento o la curación de enfermedades. Además era psicólogo y practicaba con el método del psicoanálisis (ciencia para curar el alma). En el área de la ciencia para curar el alma el método de Gröning debía funcionar, siempre y cuando todo pudiera ser comprobado de forma eficaz. Se trata de que Gröning tiene acceso a otras energías que para la psicoterapia hasta ahora aún permanecen desconocidas.
El 29 de junio en la tarde llegamos a Bielefeld y por casualidad conocimos primero a través de otro conocido del Profesor Fischer el director del centro de curación en Bethel: el Profesor Schorsch. El Profesor Schorsch desempeñó un papel muy importante en la comisión médica por cuya decisión se propuso la prohibición de curación a Gröning. En principio no quería ni vernos, siendo nosotros periodistas, él sólo contactó al Profesor Fischer y a él le informaba sobre la impresión que tenía de Gröning: "Él es un ser humano muy primitivo, sobre todo no tiene ‘carisma’." Para aquellos que no conocen la palabra, debemos decir que los científicos lo denominan "conciencia de emisión". Schorsch opinaba que la "conciencia de emisión" religiosa, de la cual Gröning había hablado frecuentemente en Herford y también en otros lugares, sería puramente teatral. Él actuaba más por egoísmo y arrogancia. Schorsch nos mostró un peritaje grafológico que demostraba lo mismo, para comprobar sus palabras. El profesor Fischer tomó nota de su opinión. El profesor Schorsch además no daba la impresión de tener prejuicios conscientes. Él parecía algo desinteresado. Él era regordete y apacible y parecía preferir no escuchar absolutamente nada más sobre el caso Gröning. Probablemente él no era dado a las exaltaciones anímicas y no quería tener más contrariedades. Dijo que nosotros no debíamos conformarnos con su opinión, sino adentrarnos personalmente en el caso.
El profesor Dr. Wolf, el jefe médico de la institución para enfermos de la ciudad de Bielefeld se mostró mucho más abierto. El parecía compartir completamente nuestra opinión de que el caso Gröning debía ser verificado sin reservas. Sin embargo, el llamó la atención sobre el hecho de que a Gröning se le había solicitado públicamente poner su arte a prueba en clínicas. ¿Qué debía opinar él de que Gröning hubiera rechazado esta oferta? ¿Podría tomarse a mal a los médicos a que perseguieran con un escepticismo extraordinario a un hombre quien se negó a mostrar sus habilidades ante ellos?
¿Por qué, eso también nos lo preguntamos, Gröning eludió tales observaciones clínicas para examinar su método de tratamiento? ¿Tenía Gröning razón para dudar de la objetividad del profesor Wolf? Cuando semanas más tarde el profesor Fischer lo motivó a practicar ante el instituto para enfermos de la ciudad de Bielefeld, lamentablemente experimentó que allí también solo había la intención, a pesar de una aparente complacencia, de negar a Gröning, en la medida en que solo se le permitía participar en casos, en los que ya nadie más podía ayudar, ni el mismo Gröning. Por esta razón el profesor Fischer debió renunciar a que los médicos de Bielefeld pudieran dictaminar sobre los métodos de Gröning.
Además se dijo que el médico oficial de Detmold, el Dr. Dyes Gröning, haya manifestado que él podría aportar tantas pruebas de curaciones cuantas quisiera, sin embargo, esto limitaría su trabajo. El profesor Fischer le preguntó desde Herford telefónicamente al Dr. Dyes, y este lo mencionó sin rodeos. Gröning le había causado una mala impresión. El Dr. Dyer estaba lleno de orgullo médico y estaba especialmente satisfecho de su propia opinión.
De esta manera Gröning tuvo que haber perdido toda confianza en el enfoque médico, así que a él no se le podría tomar a mal cuando rechazó participar en los experimentos en las clínicas. El instinto despierto del hombre sencillo había percibido las desleales intenciones que lo acechaban.