Sanación de adicción al alcohol y depresión
J. L. (54), Búfalo (USA)
Justo después de cumplir 18 años (1968), comencé a beber cerveza y chupitos. Cada día, de lunes a domingo, me bebía entre 12 y 18 cervezas. En aquel entonces, era normal para mí, llegar a casa del trabajo, cambiarme la ropa e ir a mi bar favorito, en donde me quedaba hasta las tres de la mañana. Al día siguiente, me levantaba a las 7 de la mañana para ir al trabajo, siempre con una resaca horrible. En aquel momento, me encontraba trabajando en la industria de la construcción. Todo esto, ocurría día tras día, convirtiéndose en el patrón de mi vida. A día de hoy, todavía me cuesta trabajo comprender, cómo pude sobrevivir durante 35 años con este excesivo consumo de alcohol.
Quería poner fin a mi vida
Me casé en 1972, fue una relación que duró ocho años. Me acuerdo, cuando solía llegar a casa a las 11 de la noche o incluso más tarde y la cena fría me esperaba en la mesa. Mi matrimonio sufrió las consecuencias de todo esto, hasta que al final, fracasó. Me di cuenta, de que ya no me quería ni a mi mismo. Mi vida estaba llena de problemas y desesperanza. A menudo, tenía el deseo de poner fin a mi vida.
Después de la separación y del divorcio (1982), caí en una profunda depresión que nubló todo lo demás en mi vida. Fueron años, marcados por una gran tristeza, desesperación y falta de esperanza. Incluso, tuve un intento de suicidio al inyectarme veneno después de tener una crisis nerviosa. También lo intenté una segunda vez. Fue entonces, cuando recordé a mis hijos. Era el único padre que tenían y mi amor por ellos, me hizo mantenerme con vida. Así que seguí viviendo, acompañado cada día por la pena y el alcohol.
Pedí por paz interior
En enero del 2004, fue por medio de un amigo, cuando hice la introducción a la enseñanza de Bruno Gröning. Él me enseñó como debía tomar la Heilstrom y me dijo, que muchas sanaciones habían ocurrido de esta forma.
Cuando a la noche siguiente me fui a la cama, todavía me acompañaba la amargura de vivir, la preocupación y la desesperanza. Esa noche, pedí por primera vez por mi paz interior. Tenía la sensación de que tenía que entregar todos mis problemas, pero en ese momento, todavía no estaba preparado; necesité seis meses más para poder ser capaz de soltarlo todo.
Durante los dos primeros meses, después de mi introducción a la enseñanza de Bruno Gröning, no ocurrió nada. No hacía Einstellen para tomar la Heilstrom y seguía viviendo como antes. El mismo amigo, me invitó a la boda de su única hija, pero en vez de ir a la boda, estuve bebiendo durante todo el día. Nunca se sacó el tema por no haber ido a la gran boda, pero yo sabía que había herido sus sentimientos, así como también había hecho daño a otras personas en el pasado. Los remordimientos de conciencia y el sentimiento de culpa cayeron sobre mí, haciéndome sentir cada vez peor. Me recuerdo diciendo la frase: Por favor Dios, ¡déjame morir, ya he tenido suficiente!
Ocurrió el milagro
Después de todo esto, el mismo amigo me invitó a participar en un congreso del circulo de amigos de Bruno Gröning, que se celebraba en Detroit en el 2004. La verdad, que no quería ir, pero al ver la cara de esperanza de mi amigo, de que la ayuda y la sanación podían llegarme, junto con los remordimientos que tenía por no haber ido a la boda de su hija y debido a nuestra relación de amistad, todo esto unido, me hicieron acudir al congreso. No esperaba que pudiera pasar nada. Estuve allí dos días y cuando nos fuimos al día siguiente, no creía en nada de lo que allí había escuchado.
Durante el congreso, no bebí nada de alcohol. El miércoles de la misma semana, me di cuenta de que no había bebido ni una simple cerveza en los últimos cinco días. Y no sólo eso, sino que además fui consciente, de que ni siquiera había pensado en beber ni una cerveza en todo ese tiempo. El milagro había ocurrido y no tengo palabras para expresar la fuerza y el poder de esta experiencia.
Desde entonces, no he vuelto a consumir, ni a tener síndrome de abstinencia. 35 años de dependencia al alcohol habían desaparecido en tan sólo tres días. Daba la sensación de que me había convertido en una persona diferente, pero así era.
Después del congreso, comencé a tomar la Heilstrom regularmente. Una mañana de octubre del año 2004, cuando estaba jugando a un videojuego, sentí como una gran fuerza subía desde mis pies hasta mi cuello. En ese momento sentí, que algo pasaría. Temas sin resolver que me habían atormentado interiormente durante años, se hicieron claros para mí: todo mi ser había sido aniquilado por estos problemas. Pude darme cuenta, de que todo depende del cristal con el que se miren las cosas. Poco a poco, todas las cargas que había tenido durante toda mi vida, se fueron diluyendo. Me sentía ligero, como nunca antes había tenido la oportunidad de experimentar y además, tuve la oportunidad de poder volver a sentirme a mí mismo. Empecé a reírme a carcajadas, como hacía tiempo que no lo hacía. Una risa, que me llenaba tanto, que me hacía tener un sentimiento completo de libertad. Ya por aquel entonces, la depresión había desaparecido. La desesperación y el miedo, se habían transformado en alegría y gratitud ante la vida.
Comentario psicológico:
El informe describe, de una forma impresionante, la progresión de la enfermedad crónica del señor L.; el consumo de alcohol (de 12 a 17 cervezas al día) con la consecuente separación de su mujer, seguido por una gran depresión durante más de 20 años y dos intentos de suicidio, en los cuales, sólo sus dos hijos le hicieron mantenerse con vida.
Después de consumir tantas cantidades de alcohol diarias durante 35 años, el señor L. llegó al circulo de amigos de Bruno Gröning en junio del 2004. Fue entonces, cuando la dependencia al alcohol y la depresión desaparecieron en tan sólo unos pocos meses. Este cambio tan positivo, junto con su sanación, no es de esperar después de tantos años de dependencia.
U. T., Psicólogo